Sobre mí Alberto G.
Hola, mi nombre es Alberto, mi experiencia en cuando a animales y especialmente con perros es sinceramente, mágica. Mi amor por estos pequeños bichillos peludos empezó desde muy pequeño, debido a que siempre estaba cerca de ellos, porque sólo ellos me transmitían toda la confianza que jamás nadie podrá darme; pero no fue hasta que tuve a mi pequeño con 8 años, un Perro de Aguas, Brownie le llamé, sí, como el bollo, porque era marrón con los ojos de color miel. Me enamoré de él, y desde ese momento se convirtió en mi mejor amigo, mi hermano perruno, el que estaba ahí con su hocico apoyado sobre mi regazo cada vez que me veía; pero por injusticias de la vida con 3 años recién cumplidos fue diagnosticado con Diabetes congénita lo que hizo que aún le quisiera más porque me necesitaba aún más. Esta enfermedad la causó que sus comidas estuvieran aún más controladas que antes, debido a que la mayoría de piensos no los digería bien. Además tuve...
Hola, mi nombre es Alberto, mi experiencia en cuando a animales y especialmente con perros es sinceramente, mágica. Mi amor por estos pequeños bichillos peludos empezó desde muy pequeño, debido a que siempre estaba cerca de ellos, porque sólo ellos me transmitían toda la confianza que jamás nadie podrá darme; pero no fue hasta que tuve a mi pequeño con 8 años, un Perro de Aguas, Brownie le llamé, sí, como el bollo, porque era marrón con los ojos de color miel. Me enamoré de él, y desde ese momento se convirtió en mi mejor amigo, mi hermano perruno, el que estaba ahí con su hocico apoyado sobre mi regazo cada vez que me veía; pero por injusticias de la vida con 3 años recién cumplidos fue diagnosticado con Diabetes congénita lo que hizo que aún le quisiera más porque me necesitaba aún más. Esta enfermedad la causó que sus comidas estuvieran aún más controladas que antes, debido a que la mayoría de piensos no los digería bien. Además tuve que empezar a pincharle insulina después de cada comida, y me impresionaba, porque era él mismo quién venía a buscarme al terminar de comer para que le pinchara, siempre con una cara afable y cariñosa. Jamás se quejó. Desde que se la diagnosticaron, la veterinaria me dijo que lamentablemente no llegaría a los 5 años, pero gracias a su lucha, su deseo por seguir juntos y los cuidados que le daba y mis ganas por hacerle feliz estuvimos juntos hasta sus 11 años.El 3 de julio de 2013, fue el día que me dejó, tras una noche de verdadero sufrimiento, tuve que llevarlo en brazos hasta el veterinario, por sus dolores por la artritis y el fallo de riñón que tuvo esa misma noche, según me contaron. Al llegar me hicieron esperar fuera, los 15 minutos más largos de toda mi vida, sabiendo que llegaba lo inevitable. Le sacrificaron, pero él estaba tranquilo, se durmió a mi lado, consolándome a lametones, hasta que dejó de hacerlo y se marchó. Él me enseñó lo que es el amor de verdad y cómo algo tan pequeño puede cambiar tu mundo para siempre, mi experiencia con perros ha sido de 11 años, los mejores 11 años de mi vida y si puedo trabajar con ellos, sería muy feliz. Siento si ha sido muy largo, pero sentía la necesidad de contarlo todo bien. Espero que me llamen. Un saludo y muchísimas gracias por su tiempo.