Sobre mí César Isaac A.
Desde que me acuerdo siempre he compartido mi vida con anímales. Para mi nos sólo son mascotas. Los veo como compañeros, es mas, los veo como amigos. De donde soy hay muchos perros y gatos que viven en la calles. Mi padre me enseño a cuidar de ellos, a darles una nueva oportunidad buscándoles un hogar. Pero no sólo a ellos, me enseño a cuidar de aves, serpientes e incluso de tlacuaches (marsupial mexicano) que llegaba a nuestra casa. Yo tuve a Kira, mi amiga que murió hace un año causa de un cancer en la sangre. A ella le escribí una carta, que la comparto con ustedes porque sé que entenderán: Kira Tomata, Puchumba, te nombre con cientos de nombres, porque en cada uno veía un destellos de tu personalidad. Cada destellos era hermoso, muy a tu manera. Me enseñaste el valor de la empatia, de la amistas, del amor entre especies distintas. A mirarme en tus enormes ojos, siempre juguetones y a dejarte mirar en mis diminutos ojos, sie...
Desde que me acuerdo siempre he compartido mi vida con anímales. Para mi nos sólo son mascotas. Los veo como compañeros, es mas, los veo como amigos. De donde soy hay muchos perros y gatos que viven en la calles. Mi padre me enseño a cuidar de ellos, a darles una nueva oportunidad buscándoles un hogar. Pero no sólo a ellos, me enseño a cuidar de aves, serpientes e incluso de tlacuaches (marsupial mexicano) que llegaba a nuestra casa. Yo tuve a Kira, mi amiga que murió hace un año causa de un cancer en la sangre. A ella le escribí una carta, que la comparto con ustedes porque sé que entenderán: Kira Tomata, Puchumba, te nombre con cientos de nombres, porque en cada uno veía un destellos de tu personalidad. Cada destellos era hermoso, muy a tu manera. Me enseñaste el valor de la empatia, de la amistas, del amor entre especies distintas. A mirarme en tus enormes ojos, siempre juguetones y a dejarte mirar en mis diminutos ojos, siempre soñadores. Me enseñaste a preocuparme de los demás. Discúlpame si hubo días donde te ignore a causa de mi egoísmo. Porque en cambio tú, siempre me recibiste moviendo tu cola, sacudiendo ramas y tirando todo lo que interviniera el agitado vaivén de tu alegría. Gracias Tomata. Gracias por enseñarme que el amor tiene cuerpos distintos, y que aun cuando los deja siempre vuelve a visitar al ser amado. Hasta pronto mi niña.