Sobre mí Carolina G.
Desde pequeñita siempre había querido tener una mascota, pero a mis padres no les gustaba la idea. Como en casa no podía tener una, solía pasear todos los días al volver del colegio los dos perros de uno de mis amigos. También solía ir los domingos a una perrera que hay en un pueblo cerca de Logroño, donde te dejaban pasear los perros abandonados. Además, todos los veranos paso una semana en casa de mis tíos, que tienen una perrita y suelo encargarme de ella durante esa semana. Pero mi pasión por los animales no se centra sólo en los perros, sino que también he cuidado ocasionalmente de gatos. Sin olvidar los campamentos de hípica en los que he tenido que limpiar más de una cuadra, duchar a los caballos, peinarles… Ahora que ya soy lo suficientemente mayor como para cuidar de las mascotas, estudio fuera de casa y por ello no puedo tener una propia. Sin embargo, he estado en una residencia de monjas durante el curso, y tenían un perro...
Desde pequeñita siempre había querido tener una mascota, pero a mis padres no les gustaba la idea. Como en casa no podía tener una, solía pasear todos los días al volver del colegio los dos perros de uno de mis amigos. También solía ir los domingos a una perrera que hay en un pueblo cerca de Logroño, donde te dejaban pasear los perros abandonados. Además, todos los veranos paso una semana en casa de mis tíos, que tienen una perrita y suelo encargarme de ella durante esa semana. Pero mi pasión por los animales no se centra sólo en los perros, sino que también he cuidado ocasionalmente de gatos. Sin olvidar los campamentos de hípica en los que he tenido que limpiar más de una cuadra, duchar a los caballos, peinarles… Ahora que ya soy lo suficientemente mayor como para cuidar de las mascotas, estudio fuera de casa y por ello no puedo tener una propia. Sin embargo, he estado en una residencia de monjas durante el curso, y tenían un perro del que podíamos disfrutar como si fuera nuestro ya que lo dejaban suelto todo el día, excepto a la noche. Así que el día que encontré una oferta de trabajo como cuidadora de animales, ¡me lancé a por ella! Creo que reúno las cualidades perfectas para este tipo de trabajo ya que, lo primero que se necesita, es la pasión por los animales. Tras años de rogarles a mis padres que me dejaran tener una mascota en casa, tengo muchísimas ganas e ilusión acumuladas para recibir un trabajo tan ideal como este. Aunque no tenga una experiencia como tal de haber vivido con mascotas, si que puedo decir que he intentado por todas las vías sacar un poco tiempo para disfrutar de ellas como si fueran mías. Sobre todo este último año, que he sentido como si Zuri (el perro de las monjas) fuera mi propio perro. Por otra parte, tengo gran flexibilidad de horarios ya que al ser estudiante, tengo todo el verano libre. Además, el hecho de tener tanto tiempo libre me hace tener aún más ganas de disfrutar de los animales y por decir de alguna forma “quitarme ese mono” que tengo desde hace tantos años. Por último, quiero decir que soy una persona que se entrega muchísimo en lo que hace, y que estoy deseando empezar cuanto antes con este trabajo. Estoy preparada para cumplir uno de esos “sueños” por el que tanta guerra he dado a mis padres.
