Sobre mí Andreína M.
Siempre he sentido gran empatía hacia los demás. Con los animales no ha sido diferente. Desde pequeña quise tener una mascota, por lo que recibí de regalo infinidad de peluches de perros y gatos; "adoptaba" insectos que luego mi madre se encargaba de que liberase y coleccionaba revistas sobre perros. No fue hasta que cumplí veinti tantos que pude concretar mi sueño de tener una mascota. Llegó a mi vida un pequeño gato abandonado que no podía ni abrir sus ojitos infectados. Con él, vinieron muchos aprendizajes: entendí la importancia y responsabilidad derivada de cuidar una vida, por "pequeña" que parezca. El valor de llegar en el momento justo; la compañía del silencio y el ronroneo discreto; la calma que viene mientras se acaricia un lomo peludo y el vacío enorme que dejan estos seres cuando no están. Las mascotas son mejores amigos, parte de la familia, criaturas que vienen con una misión especial. No merecen menos cuidado que nin...
Siempre he sentido gran empatía hacia los demás. Con los animales no ha sido diferente. Desde pequeña quise tener una mascota, por lo que recibí de regalo infinidad de peluches de perros y gatos; "adoptaba" insectos que luego mi madre se encargaba de que liberase y coleccionaba revistas sobre perros. No fue hasta que cumplí veinti tantos que pude concretar mi sueño de tener una mascota. Llegó a mi vida un pequeño gato abandonado que no podía ni abrir sus ojitos infectados. Con él, vinieron muchos aprendizajes: entendí la importancia y responsabilidad derivada de cuidar una vida, por "pequeña" que parezca. El valor de llegar en el momento justo; la compañía del silencio y el ronroneo discreto; la calma que viene mientras se acaricia un lomo peludo y el vacío enorme que dejan estos seres cuando no están. Las mascotas son mejores amigos, parte de la familia, criaturas que vienen con una misión especial. No merecen menos cuidado que ningún otro integrante del hogar. Cleo fue el primero en llegar a mi casa, pero le siguieron otros que me regalaron la oportunidad de cuidarlos y, a la vez, disfrutar de su compañía. Espero ser la persona que acompañe a vuestros amigos peludos cuando tengáis que salir de casa y seguir con el ciclo de convivencia y cariño, sin importar razas. Actualmente, comparto mi vida con Sayayín, un gato común europeo de casi dos años muy juguetón.