Sobre mí Javier P.
Soy un amante de los perros. He crecido toda mi vida con ellos y lo seguiré haciendo el resto de mi vida. Me aportan un amor, un compañerismo y una fidelidad que ninguna persona ha sido capaz de aportarme en mi vida (salvo mis padres obviamente). Desde que empecé a caminar siempre he sido el típico niño que acariciaba a cada perro que se encontraba por la calle. Siempre había deseado tener uno, hasta que a los seis años sonó la flauta. Un perro adulto llamado Terry, un cruce entre perro de agua y Griffon, buscaba hogar, le habían abandonado en un portal y no tenía dueño. Mis padres se ocuparon de él mientras yo no paraba de jugar con él. En un principio no lo querían pero como vieron que me enamoré de él lo adoptamos. Fue mi mejor amigo durante 12 años y fueron años muy felices para mí. Hasta que en mi vida se cruzó un galgo de 1 mes, precioso con los ojos azules y calcetines en las patas. Una maravilla de perra, increíblemente intelige...
Soy un amante de los perros. He crecido toda mi vida con ellos y lo seguiré haciendo el resto de mi vida. Me aportan un amor, un compañerismo y una fidelidad que ninguna persona ha sido capaz de aportarme en mi vida (salvo mis padres obviamente). Desde que empecé a caminar siempre he sido el típico niño que acariciaba a cada perro que se encontraba por la calle. Siempre había deseado tener uno, hasta que a los seis años sonó la flauta. Un perro adulto llamado Terry, un cruce entre perro de agua y Griffon, buscaba hogar, le habían abandonado en un portal y no tenía dueño. Mis padres se ocuparon de él mientras yo no paraba de jugar con él. En un principio no lo querían pero como vieron que me enamoré de él lo adoptamos. Fue mi mejor amigo durante 12 años y fueron años muy felices para mí. Hasta que en mi vida se cruzó un galgo de 1 mes, precioso con los ojos azules y calcetines en las patas. Una maravilla de perra, increíblemente inteligente y juguetona. La habían tirado a un contenedor de basura. La rescatamos y tras mucho esfuerzo la adoptamos. Ella es ahora la alegría de la casa. Es la princesita del barrio del Porvenir. Todo el mundo la mira de lo preciosa que es y lo bien cuidada que está. Y es mi ojito derecho. Duerme conmigo, pasea conmigo, no para de jugar....y de hecho estoy escribiendo esta nota con ella tumbada en mi rodilla. Se me cae todo con ella y me ha cambiado la vida para siempre. Gracias a ella tengo a mis amigos por una gran anécdota. Un buen día en uno de mis paseos con ella en la Plaza de España, la solté y se fue a cazar gatos. Se tiró al estanque de las barcas a por uno de ellos, con tan buena suerte que un chaval que ahora de mis mejores amigos fue a tirarse a rescatarla. Fue innecesario porque ella sabe nadar y llegaba a pie, pero el momento cómico con este hombre en ropa interior con su grupo de amigos riéndose y los turistas haciéndole fotos fue de película. Ahora gracias a ello tengo grandes amigos y mi perra tiene culpa de ello. Es por ello que quiero agradecérselo paseando con ella otros animales con quien pueda jugar. Muchas gracias y deseo que me den esta oportunidad.
