Sobre mí Carolina W.
Desde que era niña, quería tener perros en casa pero mi madre no lo permitía, incluso los rescataba de la calle y ella luego los regalaba. hasta que un día no solo me permitieron uno sino tres, los cuales vivieron conmigo hasta morir de viejitos. Como el amor no se acaba con la muerte, volví a tener un nuevo amigo, un bellísimo cocker americano llamado Bono, del cual tuve que despedirme por venir a Tenerife, dejándolo a cuidado de mis padres, quienes lo mimaron hasta su partida. Me permito ponerme a la orden para ofrecer mi cariño y cuidado a los perritos consentidos de quien confíe en mi sincero testimonio.
Desde que era niña, quería tener perros en casa pero mi madre no lo permitía, incluso los rescataba de la calle y ella luego los regalaba. hasta que un día no solo me permitieron uno sino tres, los cuales vivieron conmigo hasta morir de viejitos. Como el amor no se acaba con la muerte, volví a tener un nuevo amigo, un bellísimo cocker americano llamado Bono, del cual tuve que despedirme por venir a Tenerife, dejándolo a cuidado de mis padres, quienes lo mimaron hasta su partida. Me permito ponerme a la orden para ofrecer mi cariño y cuidado a los perritos consentidos de quien confíe en mi sincero testimonio.