Sobre mí Michelle G.
Desde que nací me acompañó una perrita, que vigilaba mi cuña de extraños. Por desgracia era ya muy mayor cuando yo llegué al mundo, tengo pocos recuerdos pero agradables. El animal, nos dejó cuando yo tenía unos 7 años, no había podido salir a la calle a jugar con ella, ni a correr, ni a dar un simple paseo. Por eso se me ha quedado una espina clavada. Me hubiera gustado tener un animal al que querer, pero mis horarios de instituto no me lo permitían. Ahora, con 19 años, siendo universitaria, tengo mucho más tiempo libre, y creo que va siendo hora de sacar todo el amor que llevo dentro guardado para los perros. Se me sale una sonrisa solo de imaginarme que quizás, solo quizás, tenga la oportunidad de tener perros en mi vida. “Hasta que no ames un animal, una parte de ti permanecerá dormida”
Desde que nací me acompañó una perrita, que vigilaba mi cuña de extraños. Por desgracia era ya muy mayor cuando yo llegué al mundo, tengo pocos recuerdos pero agradables. El animal, nos dejó cuando yo tenía unos 7 años, no había podido salir a la calle a jugar con ella, ni a correr, ni a dar un simple paseo. Por eso se me ha quedado una espina clavada. Me hubiera gustado tener un animal al que querer, pero mis horarios de instituto no me lo permitían. Ahora, con 19 años, siendo universitaria, tengo mucho más tiempo libre, y creo que va siendo hora de sacar todo el amor que llevo dentro guardado para los perros. Se me sale una sonrisa solo de imaginarme que quizás, solo quizás, tenga la oportunidad de tener perros en mi vida. “Hasta que no ames un animal, una parte de ti permanecerá dormida”